Template : Capitulo Cuatro: Con la cabeza de Abajo...2 (Continuación)
martes, 25 de octubre de 2011 ? 9 Opiniones ?
Llegamos al final del puente, ella se agarra de una de las barandas y se sube en una superficie que resalta, me quedo allí esperando que decide hacer, si tirarse o simplemente hacerse la del Titanic. Haley ríe como lo ha estado haciendo desde que comenzó a correr
¡Como una maniática!
―aquí la vista es perfecta―toma mi móvil y lo eleva al cielo, en un momento pienso que simplemente lo lanzara pero lo que hace es apretar un botón y conseguir una foto del Big Ben
― ¿sabías que podemos acercarnos más a él? No es prohibido ― le digo como si estuviese hablando con una niña. ¿Quién quiere una foto del Big Ben desde tan lejos?, solo Haley
―lo sé―vuelve a reír, parece que el último cigarrillo la ha noqueado
― ¿Entonces porque simplemente no te acercas y tomas la foto?
―porque no se vería tan perfecto ¿no sabes de fotografía? ―ella levanta una ceja, su cabello se está volviendo loco y realiza distintos movimientos junto al viento
―la verdad no, y nunca he intentado una foto desde aquí―le soy sincero―la verdad nunca he intentado una foto desde ningún lugar, London es simplemente London, nada de lo que maravillarse
― ¿Estás loco? ―Haley brinca riendo, su ceja sigue arriba, ella está a punto de caerse al agua si sigue con sus raros comportamientos― ¡Londres es maravilloso!
―no estoy loco, ¿Podemos seguir caminando? Necesito llegar a casa―agarro la manga de su chaqueta y la arrastro conmigo, ella tropieza y se enreda con las barandas
Mierda
― ¡petardo! ―me grita chocando sus puños con mi pecho, la tengo totalmente envuelta en mis brazos en un giro de acontecimientos inesperados en los que su cabecita odiosa casi cae al agua
―tú eres una idiota ¿A quién se le ocurre subirse allí? ―le reprendo soltándola con asco, su contacto me ha dejado helado, está totalmente fría, más fría de lo que se supone que una persona normal estaría
― ¡A mí! ―responde y comienza a caminar de nuevo soltando maldiciones
La sigo en silencio con mis manos en la chaqueta, muerdo mi lengua en distintas ocasiones cuando siento la brisa venir a mi cara. Pasamos el Big Ben y ella no se digna a mirarlo, la torre me juzga con desagrado como si tuviese la culpa del rechazo de la chica hacia ella. Levanto mi dedo del medio y se lo muestro, indicándole que me importa poco lo que pueda significar. Haley continúa caminando sin dirigirme la palabra, tomando fotos con mi móvil como si fuera suyo
― ¿Dónde está el castillo de Windsor?―habla la muda
―por aquí no―le notifico pasándola
― ¿En donde esta? ―pregunta de nuevo
―21 millas de aquí, en el condado de Berkshire―su voz me está irritando, ya no está sonriendo como antes y le doy todo mi agradecimiento a Dios
― ¿Podemos ir? ―rio fuertemente ante su pregunta
― ¿Antes de venir nunca leíste algo de Londres?
―no―sonríe
oh no…allí va de nuevo
―bueno pues eso es propiedad de la reina y no podemos ir así como así
― ¿Por qué no? ― ¿Ella de verdad es tan bruta?
―porque es de la reina, ya te lo he dicho, lo que es de ella solo es de ella
―si es la reina es porque es una gran dirigente, una gran dirigente nunca se apropia de las propiedades de su territorio, eso es ser odioso―un puchero se acomoda en su boca, ¿Qué le pasa? ¿Porque se está comportando así?
―ella simplemente toma lo que quiera y punto―resalto el “punto” al final con voz gruesa, no quiero seguir hablando de ninguna reina ni de nada más
Haley asiente y continua caminando, sus pies van uno delante del otro como una chiquilla, creo que está contando los pasos que está dando
―no entiendo―susurra para sí misma―que raro
―los locos son los únicos que hablan solos―le informo zapateando una piedra
―no estoy loca―levanta sus ojos mirándome con confusión
―lo estas si hablas sola
― ¿Podrías callarte? ―me pide
―oh, sí estamos pidiendo cosas aquí, yo pediré que dejes de reírte, que recojas tu horroroso cabello, que te calles la puta boca, que dejes de contar tus estúpidos pasos y que dejes ese comportamiento extraño que asusta, oh y que volvamos de una buena vez a casa―Haley parpadea un instante como si estuviese acostumbrándose a la nueva luz que nos rodea, ella esta abrazándose a sí misma y tirititea
― ¡entonces lárgate tu solo! ―me indica con su dedo calle abajo donde se encuentra una parada de autobús
― ¿Segura? ―levanto una ceja, es completamente flacucha, no creo que logre defenderse de alguien que intente atacarla, además de que no viste muy bien para la ocasión. Un tentador short dejando entrever unas tentadoras piernas harán que cualquiera la secuestre y haga con ella lo que quiera a estas altas horas
―completamente segura, puedo defenderme sola―me muestra sus dientes en una sonrisa fingida y comienza su recorrido calle arriba
―te vas a congelar
― ¿Qué putas te importa?
―tienes toda la razón
La dejo seguir caminando por su destino incierto y me dirijo a la parada del autobús, miro mi reloj, en unos cinco minutos pasara la próxima ruta. Me siento al lado de una señora con una chiquilla en sus piernas quienes también esperan el autobús, la chiquilla está con una chupeta en su boca y mueve sus pies al compas del viento. Me relajo esperando no escucharle hablar ni llorar, a veces los niños son un poco irritantes, tal vez por ello no he podido aguantar si quiera a Haley, su comportamiento es como el de una niña de dos años
¿Tendrá retraso mental?
Espero que no, es imposible que la tolere por mucho tiempo más, además Arthur me aseguro que era una chica muy madura.
Cuando recién había contestado una llamada de Evelyn, papá me había comentado de ella y de su hija, aunque nunca menciono que estaba pensando en invitarla a vivir a casa o casarse con ella, no lo dijo hasta un día antes de la llegada de mi nueva madrastra y de su hija. Aunque sospeche de una visita próxima cuando papá me invito a pasar unas semanas en casa del tio Matt y al llegar encontré un cierto cambio en la pintura y en la constitución de la casa, habían mas cuadros y muchas más porcelanas, flores por doquier, ventanas abiertas, nuevas sabanas y algo aun más extraño, el cuarto vacio de Hannah-antiguamente abierto para recordarnos el pasado-se encontraba cerrado. El me estuvo platicando de Evy y su hija más tiempo que antes, dijo que la chica era tan madura como su madre
¡Vaya madurez!
―Haley cálmate―la señora palmea la espalda de su hija quien ha comenzado a llorar porque su chupeta ha caído al suelo en uno de los charcales formados por la lluvia―te comprare otro al llegar a casa―la mima tocando su roja nariz―el llanto de la chiquilla es suave y pausado, no llega siquiera a molestarme
― ¿Su nombre es Haley? ―preguntó, prestándole más atención a su ronca voz
―Si―la señora sonríe afirmándome con su cabeza
―qué lindo nombre―digo en tono irónico aunque ella ni lo nota
―mi esposo lo ha escogido, dice que la ternura lo identifica
― ¿El nombre? ―preguntó confundido
―sí, las Haley son tiernas según el significado de los nombres en los astros
Aguanto las ganas de reír como un psicópata frente a ella porque me preocupa la salud emocional de la chiquilla.
Si conocieras a mi hermanastra
―mi esposo lo ha leído en una de esas revistas astrológicas―asegura
Ni siquiera sabía que había un significado de los nombres según los astros ¿Qué significara el mío si el de Haley es ternura?
― ¿Qué edad tiene? ―preguntó
―tres―responde ella levantando a su hija de sus piernas a su pecho para dejar que su rostro lleno de lágrimas se entierre en el―los ha cumplido hoy―me informa besando la coronilla de la chiquilla
Acaricio el cabello de la chica tratando de calmar aquellas lagrimas que aun derrama por su chupeta, es corto y lacio, no tan agresivo como el de mi hermanastra pero su color tiene cierto parecido, aunque debo decir que el cabello de Haley jamás se decide por un tono, es como un arcoíris o como aquella clase de cabellos que tienen las muñecas que cambian de color por el sol o por el agua
―Feliz cumpleaños Haley―susurro y es cuando puedo escuchar un grito desgarrador proveniente de algún lugar
― ¿Qué fue eso? ―la señora aprieta a su hija y se levanta del asiento nerviosa.
Agudizo mis oídos y puedo escuchar otro grito. La pequeña Haley comienza a llorar asustada, decido entre correr a averiguar qué ha sucedido o esperar a que la pequeña y su madre estén seguras en el bus. No necesito tomar una decisión tan apresurada porque el autobús rojo viene hacia nosotros desde la esquina, espero a que la pequeña Haley y su madre entren para comenzar a correr calle arriba, donde he escuchado venir los extraños gritos
Cuando me detengo frente a una solitaria calle no puedo creer lo que mis ojos están viendo
― ¡Haley!
Annie-London
Etiquetas: Stupid Feelings
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